Opinión - 15/4/24 - 11:45 AM

¿Qué propiciamos, inmigración o migración ilegal?

Las difíciles incursiones que hacen nuestras patrullas en una zona totalmente gris, en la que grupos criminales se confunden con los migrantes ilegales, se ha dado de baja a delincuentes sin cobrar vidas de inocentes.

 

Por: Frank Alexis Abrego / Mgter. en Seguridad y Defensa -

Nuestro país acalorado en su acontecer por las próximas elecciones presidenciales, no descuida la seguridad fronteriza, la cual en los últimos días se ha puesto en tela de duda, a razón del manejo de la migración irregular que el Estado enfrenta desde el año 2016.

Más allá de la experiencia adquirida durante mi carrera uniformada por de más de 30 años, así como de Director del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT), en servicio activo a la Patria en el sector seguridad y defensa, y ciertamente sustentado en la información pública que constantemente hacen las autoridades,  considero que es injusto que tanto nacionales como extranjeros, quienes por naturaleza constitucional, son protegidos por el Estado, se atrevan a hablar sin conocimiento de causa, sobre lo que pasa en Darién, especialmente en la zona fronteriza con Colombia.

La enigmática y peligrosa selva, conocida como el Tapón del Darién, por su amplia y rica biodiversidad, es un pulmón del mundo y equilibrio de la biósfera, sin embargo ha sido tomada como corredor de migrantes que por múltiples motivos buscan llegar a países del norte del continente.

Esto ha generado graves afectaciones a nuestros pueblos originarios, siendo flagelados por intrusos que le cambian su modo de vida, a través de falsas economías.

“Se está abriendo el tapón del Darién y con ello se va nuestra cultura”.

Escucho del tema de Médicos sin frontera, organización no gubernamental que, invitados por nuestro país en busca del bienestar de la población migrante, que son atendidas de la mejor manera, aun poniendo a nuestra gente por debajo, no han sido son capaces de agradecer el espacio que les damos.

Contrario a dicha organización, la mayoría de los migrantes si agradecen lo que Panamá está haciendo por ellos en materia humanitaria.

“El tema es saber, vivirlo y comprenderlo”.

Sabía usted respetado lector, que por períodos se veía personas cargando niños. A estas supuestas familias se les daba prioridad hasta que luego de un exhaustivo  seguimiento, se descubrió que todo era un negociado para adelantar y gozar de estos privilegios. Lamentablemente los niños eran vendidos y arrendados; ante esta situación se eliminaron tales privilegios y se mitigó la presencia de menores de edad en la trocha.

Otro caso fueron las violaciones, en el que las supuestas víctimas informaban, más no presentaban denuncias ante el ministerio público.

Sólo por la parte cultural ya es un problema; en una ocasión me contó un oficial, que en una escaramuza un ciudadano de nacionalidad africana, molesto le tiro a su hijo como quien tira un saco, lo cual lo dejo impactado; en otros casos provocan discusiones y las unidades fronterizas quedan en medio del problema, siendo incluso agredidos,
hasta ser obligados al uso de la fuerza para mantener el orden.

La relación es un policía por cada 200 migrantes como media; les aseguro que nadie quisiera estar en medio de una explosión de violencia, con personas que vienen de países en guerra y cuya cultura difiere de la nuestra, donde existe un Estado de Derecho, democracia y seguridad. 

Estas ONG, se refieren al tema como si fuera una zona urbana, con excelentes vías de comunicación e instalaciones para establecer el orden.

A manera de ejemplo, si se colocan unidades en un punto a tan sólo 25 metros, uno del otro, por lo espesa de la selva no se podrá ver quien está caminando, por cual no se sabrá si es un grupo de migrantes irregulares  o delincuentes.

Es importante acotar, que el flujo controlado impide que se vea se afectado el desenvolvimiento diario de nuestra población.

Preguntemos a los panameños y panameñas de la frontera con Costa Rica, que sucede cuando los migrantes exceden en número y se crea un desbordamiento, se darán brotes de prostitución, hurto, delitos violentos y mendicidad entre otros; es decir, esto no nada fácil ni es romántico.

Estos temas son netamente de cancillería y del Servicio Nacional de Migración, por tratarse de extranjeros, no obstante todo ha sido confuso ya que, por ser un fenómeno sin precedentes, donde se han registrado más de 500 mil migrantes, se ha convertido en un movimiento desestabilizador, por lo que el resto de las instituciones tienen que intervenir.

Como lo han señalado las más altas ésferas de la seguridad de nuestro país, el tema migratorio ha pasado a ser “Humanitario y Seguridad Nacional” por su expectro  multidimensional.

Al tocar estos temas tenemos que tener cuidado y no juzgar sin conocer las múltiples consideraciones que involucra gestionar de manera efectiva un fenómeno complejo y dinámico como lo es la migración irregular, estas personas seguirán pasando mientras no se tome una solución a través de las cancillerías de la región, los motivos de salida de sus países, ya sea por buscar algo mejor o por una necesidad creada por las guerras internas que viven.

Nuestro pueblo, nuestros actuales gobernantes y los que muy pronto dirigirán las riendas de la nación, deben estar claros que nuestras fronteras tienen que ser protegidas de toda amenaza.

Por ley, contamos con un Servicio Nacional de Fronteras especializado, que día a día y a sudor y sangre ha demostrado sus capacidades en un área postergada y hostil, por lo que su preparación ha de ser continua. Gracias a la preparación con la que cuentan nuestros fronterizos se logró extinguir a la narco guerrilla y grupos terroristas que operaron por años en la frontera oriental, devolviéndole así la soberanía al país.

Las difíciles incursiones que hacen nuestras patrullas en una zona totalmente gris, en la que grupos criminales se confunden con los migrantes ilegales, se ha dado de baja a delincuentes sin cobrar vidas de inocentes.

“En estos momentos el tema no es de armas, es de una diplomacia que debe ser respaldada de manera determinante y eficaz; la República de Panamá es una tierra bendecida, la cual debemos cuidar y defender con hidalguía y patriotismo”.


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